Cuántas veces nos salvó el pudor y mis ganas de siempre buscarte, pedacito de amor delirante
colgada de tu cuello en Sábado de lluvia a las cinco de la tarde.
Sabe Dios como me cuesta dejarte, y te miro mientras duermes, más no voy a despertarte, es que hoy se me agotó la esperanza, por que con lo que nos queda de nosotros ya no alcanza.
Cuántas veces quise hacerlo bien? y pequé por hablar demasiado, no saber dónde cómo ni cuándo, todos este tiempo juntos ahora no parece tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario